viernes, 19 de septiembre de 2014
Plato 2: el discreto encanto del salmón y la huancaína
Salmón glaseado en curry, frambuesa y chipotle
(para 6 personas)
2 limones
1 limón verde
1 cucharada de jengibre rallado
1 cucharadita de polvo de curry suave
500 g. de filete de salmón, sin espinas
1 cucharadita de aceite de oliva
2 cucharaditas de miel de abejas
1 cucharada de puré de frambuesa (si no consigue puré, puede agregar 1 cucharada de mermelada de frambuesa. Sin embargo, esto implica no utilizar miel)
1 cucharadita de salsa de chipotle (Amazon, Tabasco) o un chipotle en adobo
Sal y pimienta al gusto
1. Corte el salmón en pedazos iguales.
2. Ralle la cáscara de medio limón y de una lima. Exprima los cítricos y mézclelos con la ralladura, el curry, el jengibre, el aceite de oliva, la frambuesa, la miel, la salsa de chipotle, la sal y la pimienta.
3. Ponga el salmón con la marinada en una bolsa hermética y deje marinar durante una hora.
4. Una vez marinado el salmón, reserve la marinada para pincelar el salmón mientras éste se cocina en una sartén engrasada hasta que quede brillante y glaseado.
5. Sirva junto a la pasta y los champiñones.
Fettuccini a la huancaína
(para 6 personas)
7 ajíes amarillos (200 g.)
1/2 pimentón amarillo
300 g. de queso fresco (campesino en Colombia. Puede usar también paneer indio, ricotta o feta)
1 ajo en puré (o 1 cucharada de pasta de ajo)
2/3 de taza de leche
Aceite vegetal (canola o girasol)
1/2 cebolla roja pequeña picada
8 galletas de soda
500 g. de fettuccini
1. Ase el pimentón amarillo sobre la flama de la estufa hasta que su cáscara se ennegrezca. Deseche la cáscara, las venas y las semillas y pique irregularmente.
2. Procese el ají amarillo. Si lo consigue fresco, deseche las venas y las semillas para disminuir el picante. Si lo consigue en conserva, lávelo.
3. Licúe el ají, el pimentón y la leche.
4. Corte la cebolla en pluma y saltéela. Mézclela con el puré de ajo asado y licúelo en la mezcla de ají.
5. Desmenuce el queso y las galletas. Agréguelas a la mezcla y continúe licuando.
6. Agregue el aceite en forma de hilo hasta que haya una contextura similar a la mayonesa.
7. Cocine los fettuccini en agua salada hasta que la pasta quede al dente. Mezcle la pasta con la salsa. Sirva y agregue queso parmesano al gusto.
Champiñones al curry
(para 6 personas)
500 g. de hongos (usé champiñones y oyster, pero se pueden usar portobello, shiitake, crimini o los que tenga disponibles)
1 cucharadita de hierbas de Provenza
1 cucharadita de curry medio
gotas de salsa Worcestershire
1. Pique los hongos
2. Agregue mantequilla y aceite de oliva a una sartén. Una vez caliente, agregue el curry y las hierbas de Provenza.
3. Agregue los hongos picados y deje reducir. De ser necesario, agregue más especias.
4. Revise la sal.
Acompañamiento: Golden Kaan Chenin Blanc 2010 (provincia del Cabo Occidental, Sudáfrica)
domingo, 7 de septiembre de 2014
Plato 1: BurgerKill y el vicio de una buena hamburguesa
Si bien amo la alta cocina y la comida típica, pocas cosas me gustan más que la buena comida rápida: desde pequeños locales de barrio hasta las grandes cadenas. Pero, entre los tantos platos que están listos en poco tiempo y fueron diseñados para comer en menos tiempo, dos se destacan en mi panteón de gustos: las hamburguesas y los perros calientes. Tras la simpleza de un producto cárnico (carne molida asada o salchichas) dentro de un pan, se esconde la deliciosa e infinita variedad de cientos y miles de recetas.
En Bogotá, ese gusto se ha enriquecido en los últimos años con la explosión de buenas hamburguesas gourmet (y no pocas hamburguesas de barrio), que han relegado al estándar (El Corral) a un mercado rápido. ¿Cómo comparar El Corral con espacios como Sierra Nevada, Burger Town o Burger Market, con los clásicos (Agadon, Cactus, Diner) o con el mismo Corral Gourmet? Para no hablar, claro, de McDonald's, Burger King o Presto, productos rápidos para momentos rápidos.
Estos días he tenido la suerte de encontrar, gracias a una serie de vueltas de viaje, un restaurante que, sin perder la idea de comida rápida, le da una vuelta y la convierte en un espacio de otros sabores. De BurgerKill me impresionó, primero, el ambiente. Es un restaurante que da buena onda en cada uno de sus detalles: desde las revistas viejas colgadas de la pared hasta la excelente selección musical (4 Non Blondes, Wheatus, The Verve, Blur, Oasis) pasando por la madera, los grafitis y, sobre todo, la sonrisa y el servicio de todo su personal.
He ido tres veces en este mes. Primero pedí una maravillosa hamburguesa de tocineta y parmesano. Pero la vez que reseño aquí pedí una hamburguesa de quesos, con brie y azul. Siendo mis dos quesos preferidos, combinarlos con carne de res resalta el sabor fuerte del queso azul y eclipsa el brie. Eso sí, la tocineta, asada y con la carne firme, y la cebolla blanca, asada en la parrilla, son dos complementos ideales para la hamburguesa, sobre todo para una con una carne tan suave y tierna como la de BurgerKill. Las verduras (cebolla morada, lechuga romana y tomate pintón) están frescas y, en un gusto meramente personal, que el tomate no sea rojo sino que esté entre lo verde y lo maduro le da una textura distinta y una suavidad particular al sabor de la hamburguesa. Una opción extraña pero interesante que proponen aquí cambia las rodajas de pepinillo por el pickle relish de Heinz, un favorito personal.
En BurgerKill dicen "too sexy for fries" y, la verdad, no se equivocan. Solas son magníficas, pero acompañadas con salsa de tomate, mostaza americana y mayonesa son perfectas (y aprovecho para hacer una anotación: ¿por qué los restaurantes de comida rápida, desde El Corral hasta Sierra Nevada -honrosa excepción: La Fama-, no ponen los frascos de mayonesa en las mesas?).
Algo que pido en los restaurantes es la oportunidad de jugar con la comida: personalizar lo que como. Y en BurgerKill saben hacerlo muy bien: desde las opciones de pan (tradicional, muffin, focaccia y pimienta) hasta las variaciones en la hamburguesa, pasando -claro- por las adiciones: pocas a comparación de restaurantes más grandes, pero con la suficiente calidad para destacarse dentro de un excelente producto.
Es un lugar que, como dije al principio, es ideal si uno quiere un espacio de buena onda. Si tiene que ir a hacer vueltas en las oficinas cercanas, es una opción interesante para comer rico, bien y rápido.
BurgerKill
Carrera 14 No 85-19
En Bogotá, ese gusto se ha enriquecido en los últimos años con la explosión de buenas hamburguesas gourmet (y no pocas hamburguesas de barrio), que han relegado al estándar (El Corral) a un mercado rápido. ¿Cómo comparar El Corral con espacios como Sierra Nevada, Burger Town o Burger Market, con los clásicos (Agadon, Cactus, Diner) o con el mismo Corral Gourmet? Para no hablar, claro, de McDonald's, Burger King o Presto, productos rápidos para momentos rápidos.
Estos días he tenido la suerte de encontrar, gracias a una serie de vueltas de viaje, un restaurante que, sin perder la idea de comida rápida, le da una vuelta y la convierte en un espacio de otros sabores. De BurgerKill me impresionó, primero, el ambiente. Es un restaurante que da buena onda en cada uno de sus detalles: desde las revistas viejas colgadas de la pared hasta la excelente selección musical (4 Non Blondes, Wheatus, The Verve, Blur, Oasis) pasando por la madera, los grafitis y, sobre todo, la sonrisa y el servicio de todo su personal.
He ido tres veces en este mes. Primero pedí una maravillosa hamburguesa de tocineta y parmesano. Pero la vez que reseño aquí pedí una hamburguesa de quesos, con brie y azul. Siendo mis dos quesos preferidos, combinarlos con carne de res resalta el sabor fuerte del queso azul y eclipsa el brie. Eso sí, la tocineta, asada y con la carne firme, y la cebolla blanca, asada en la parrilla, son dos complementos ideales para la hamburguesa, sobre todo para una con una carne tan suave y tierna como la de BurgerKill. Las verduras (cebolla morada, lechuga romana y tomate pintón) están frescas y, en un gusto meramente personal, que el tomate no sea rojo sino que esté entre lo verde y lo maduro le da una textura distinta y una suavidad particular al sabor de la hamburguesa. Una opción extraña pero interesante que proponen aquí cambia las rodajas de pepinillo por el pickle relish de Heinz, un favorito personal.
En BurgerKill dicen "too sexy for fries" y, la verdad, no se equivocan. Solas son magníficas, pero acompañadas con salsa de tomate, mostaza americana y mayonesa son perfectas (y aprovecho para hacer una anotación: ¿por qué los restaurantes de comida rápida, desde El Corral hasta Sierra Nevada -honrosa excepción: La Fama-, no ponen los frascos de mayonesa en las mesas?).
Algo que pido en los restaurantes es la oportunidad de jugar con la comida: personalizar lo que como. Y en BurgerKill saben hacerlo muy bien: desde las opciones de pan (tradicional, muffin, focaccia y pimienta) hasta las variaciones en la hamburguesa, pasando -claro- por las adiciones: pocas a comparación de restaurantes más grandes, pero con la suficiente calidad para destacarse dentro de un excelente producto.
Es un lugar que, como dije al principio, es ideal si uno quiere un espacio de buena onda. Si tiene que ir a hacer vueltas en las oficinas cercanas, es una opción interesante para comer rico, bien y rápido.
BurgerKill
Carrera 14 No 85-19
Plato 0: debut
Entre todas las cosas que hago en mi día a día, pocas me gustan y me relajan más que aquellas relacionadas con mi sentido del gusto. Comer, más allá de un acto de alimentación, es un placer permanente que revela, como pocos actos en la vida, lo que somos. Además, este año he tenido la suerte de descubrir en la cocina, en el hacer comida, una de las formas de vida más interesantes que uno podría tener: refuerza amistades, revela afectos, permite una explosión de creatividad y da momentos inolvidables.
Durante años había coqueteado con la idea de escribir sobre cocina. Antes había escrito sobre asuntos "más serios" en mi blog de El Tiempo y me conformaba con ser un lector de páginas de cocina, sobre todo Lo que se cocina en esta casa y mi blog culinario preferido, Gimme Some Oven. Pero hoy quiero compartir lo que hago. Lo que hago con mis amigos, lo que busco a la hora de comer, lo que más me gusta.
Bienvenidos a 115 platos, donde lo único que se busca es disfrutar.
Durante años había coqueteado con la idea de escribir sobre cocina. Antes había escrito sobre asuntos "más serios" en mi blog de El Tiempo y me conformaba con ser un lector de páginas de cocina, sobre todo Lo que se cocina en esta casa y mi blog culinario preferido, Gimme Some Oven. Pero hoy quiero compartir lo que hago. Lo que hago con mis amigos, lo que busco a la hora de comer, lo que más me gusta.
Bienvenidos a 115 platos, donde lo único que se busca es disfrutar.
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